martes, 24 de abril de 2018

Práctica 7: narrativa, competencia lingüística


La siguiente sesión fue realizada en un grupo de 3ESO para trabajar el concepto de modalización a partir de la idea de persuasión lingüística. Se trataba así de concienciar al estudiantado de hasta qué punto el lenguaje produce significados que aparecen de manera mitigada y casi imperceptible en nuestra vida cotidiana. La sesión se fundamenta en las técnicas teatrales de improvisación, lo cual ya es significativo, pues implica trabajar la primera de las competencias comunicativas curriculares: la oral (con sus rasgos de espontaneidad, inmediatez, retroalimentación, etc.).  
 
Centrándonos en el desarrollo de la actividad, primeramente, el profesor solicitó dos voluntarios. Más tarde, pidió al alumnado que diseñara una situación en la que fuera necesario convencer a alguien de una determinada cosa; por ejemplo: un hijo pidiendo dinero a su padre. Los dos voluntarios tuvieron que representar la escena de manera improvisada. El objetivo último es que el personaje que solicita juegue con el lenguaje para conseguir atenuar sus intenciones y obtener lo que desea en cada caso.
Resultado de imagen de improvisacion teatral
Se realizó esta actividad con tres situaciones diferentes, solicitando el análisis de los “espectadores” para tratar de desentrañar qué estrategias de persuasión se habían puesto en práctica. De esta manera, se fueron apuntando en la pizarra algunos rasgos teóricos (como se ha visto, con un anclaje claro en la realidad pragmática): deixis personal y social, impersonalización, etc. Ello llevó posteriormente a una mejor comprensión y análisis de los textos argumentativos.  

No obstante, siempre hay desajustes. Por ejemplo, las improvisaciones plantean problemas relacionados con la inseguridad. Muchos de los y las estudiantes no querían salir por miedo al ridículo. ¿Cómo podría solucionarse esto? Sin duda, implicando a todo el grupo. Podríamos hacer que cada pareja trabaje su escena individualmente, pero a la vez que el resto; el profesor irá paseándose por el aula y, cuando vea un buen trabajo, ira sentando gente hasta dejar a una sola pareja, que habrá de seguir su improvisación. Al estar la actuación ya en marcha, la vergüenza puede reducirse sustancialmente.


Finalmente, en lo tocante al uso de las TIC, como se ha visto a lo largo de estas líneas, no ha habido tal uso. No obstante, elijo hacer la narrativa de esta actividad por ser bastante innovadora y, por extensión, permitir que las TIC entren en juego. Por ejemplo, se podría trabajar la expresión no verbal grabando las improvisaciones en vídeo. Posteriormente, podrían llevarse al aula de informática y que se hiciera una selección de los momentos en los que el cuerpo también “habla”; se puede usar para ello cualquier editor sencillo, como Windows Movie Maker o Sony Vegas. Más tarde, podrían exponerse y explicarse esos vídeos en clase.
 
Del mismo modo, también podríamos proponer que el juego de improvisación se desarrolle vía Whatsapp (lo que, además, elude los posibles problemas con la vergüenza). Existen programas como AirMirror que nos permiten lanzar la pantalla del móvil al PC y, por tanto al proyector; así, la “improvisación escrita” podría darse igualmente ante el público.       

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