viernes, 1 de junio de 2018

Bienvenido a 2030 (léase con voz robótica)


Era un día oscuro y lluvioso de febrero y los relojes daban las doce. Izzie Star, con sus nuevas gafas ajustadas a su cabeza, en su esfuerzo por esquivar a Don Quijote con su lanza, se cayó al suelo; rápidamente se deslizaron hasta ella sus compañeros de clase, aunque no con la suficiente rapidez para evitar que el caballero de la triste figura acabara con su vida. 

GAME OVER. 

La clase estaba intacta, pero empezaba a desprender el olor a caminata en un día de pleno agosto. Las paredes, llenas de refuerzos para que los alumnos no se lastimaran, habían dejado atrás ese paisaje montañoso. Nosotros, los gigantes, estábamos saturados, pues nadie había conseguido vencer la locura de Don Quijote; todos acabábamos muriendo.

Colocamos las gafas virtuales en su sitio y al girarnos la cara de un hombre, de unos veinticinco años, con barba y facciones marcadas nos dijo:

-         ¡Oh! Venga, chicos, no es tan difícil, hemos leído este capítulo cinco veces. Izzie, has superado todos mis videojuegos, ¿qué crees que pasa?
-         No lo sé, ¡siempre viene a matarme como un loco!
-         ¿Por qué crees que va a por ti?
-         ¡Porque está de la olla, profe! No sé… creo que me confunde con un gigante y por eso quiere matarme, pero no sé cómo esquivarlo.
-         Ahí está la clave, te confunde con… ¿pero qué eres en realidad?
-         Un molino
-         ¿Y los molinos esquivan?

Izzie salió corriendo, se puso sus gafas de nuevo y esta vez ante el ataque de Don Quijote decidió quedarse quieta.

NEXT LEVEL.

lunes, 28 de mayo de 2018

La educación en 2030


Nací en 1993. Aquella era la era de la televisión, de las series… Y de jugar en la calle. Pero no fueron tiempos fáciles, cada vez que quería hacer un trabajo sobre un tema concreto, no podía googlear y leer durante horas sobre aquello que versaba el trabajo. Tenía que tirar de enciclopedias, y eso, si las tenías. Gracias a mi padre tenía muchas, que no servían para mucho más que eso: mis trabajos del colegio. Ah, y para coger polvo.

 Mientras escribo esto siento que ha pasado un milenio. Tuve la suerte de estudiar en la Universidad y todo esto había cambiado. Si hubiese tenido que recurrir a libros y a enciclopedias todo el tiempo para cualquier trabajo, hubiera muerto enterrada entre ellos. Internet. Desde el móvil, desde el ordenador, desde la Tablet... podíamos buscar cuánto quisiéramos todo el tiempo. Era el futuro. Y qué engañada estaba…

 Ahora, como docente, me dirijo al instituto, ¿y cómo puedo explicarles a los alumnos cómo eran los noventa? No me creerían. El PowerPoint ha desaparecido. Obviamente, los móviles ya no están prohibidos en el aula. Todos tienen uno implantado en la muñeca. Desde ahí, pueden hacer todo: se cogen apuntes, se toman fotografías, utilizan la calculadora… Pero ya no es necesario ir cargado al colegio. ¿Recordáis cuándo teníais que llevar todos esos libros de texto en la mochila? Están en ese dispositivo de la muñeca.
        
 La realidad virtual, que a mí me parecía algo salido de otro planeta, ahora está empezando a quedarse anticuado. Lo probé por primera vez en 2017, pero ahora, estamos en 2030… Aún no volamos, pero el aula es totalmente diferente a la que yo conocí. Y que siga cambiando.






miércoles, 23 de mayo de 2018

Práctica 11: La educación en 2030



    Estoy nerviosa. Hoy es el día para el que se supone que llevo preparándome toda la vida. Sin embargo, no me siento para nada preparada.
    Esta mañana me he levantado y, como lleva planeado desde hace meses, me he puesto el vestido de flores. Creo que hoy me haré una trenza, estoy cansada de llevar una coleta.
    Sé lo que va a pasar, lo sé. Todos están esperando que pase el examen, que el tribunal dé el visto bueno a mis conocimientos y que me una a la larga lista de personas que trabajan para mantener el sistema. Pero no va a ser así, no estoy preparada. La mayoría de alumnos tienen mejor capacidad de asimilación que yo. Al final acabaré trabajando en las colonias.

   Mientras avanzo por el pasillo gris junto a cientos de candidatos frente a los ojos de todo el país, repaso una y otra vez los códigos básicos: 'aceptar instrucción', 'abrir memoria', 'mostrar patrón'. Solo faltaba eso, que con los nervios no permitiera el acceso al tribunal. No entiendo cómo todos pueden estar tan tranquilos, o por lo menos parecerlo... A mí me sudan las manos.
   Por fin llego a la sala redonda, ahora solo toca esperar. Será mejor que coja sitio.
  -Hola...
  -Hola
  -Soy Rick
  -Yo... Ana
  -Viéndote, estás tan nerviosa como yo.
  -¡Menos mal! Pensaba que era la única. Aquí es todo siempre tan... frío.
  -Sí, es cierto. ¿Cómo no iba a serlo? A la mínima que intentas socializar con alguien te retiran el acceso a los contenidos durante una semana...
  -Claro, es que no es productivo. Aquí estamos para producir.
  -Sí, claro... Por supuesto.
  -Era broma... Bueno, no lo es, pero debería.
  -Jajajaja... Claro... Perdona, es que estoy muy nervioso. ¿Sabes? Estoy convencido de que voy a suspender. Nunca llegué a aprender el tema de teatro, no completé la instrucción. Imagino que la literatura nunca fue muy fuerte.
  -Pero, ¿cómo no vas a entender el teatro?
 -Pues no. No entiendo por qué la gente tiene que implicarse en tramas tan complicadas. Las matemáticas son mucho más sencillas. No tiene pérdida, la fórmula es siempre la misma. La literatura tiene algo... que no entiendo.
  -La literatura tiene algo que no se puede explicar. La gente debió escribir porque... lo necesitaba, imagino. En algún momento debió de sentir la necesidad de plasmar la vida. Es como cuando de repente ves una cara bonita. Lo mismo no sabrías decir por qué es bonita, pero sabes que te produce esa sensación. Por lo menos durante el tiempo que te dejan distraerte. La literatura es igual, es un instante y lo es todo. Es difícil de explicar.
  -Pues para ser difícil... Lo acabas de hacer.
  -Jajajaja... bueno. Pero no es relevante.
  -Relevante o no, creo que me siento mejor.

  -¡ANA MARTÍNEZ! Prepárese. Es la siguiente.
Mierda. Mierda, mierda, mierda... Vale, tranquila. Se supone que has completado el entrenamiento y que estás preparada. Es un examen. Solo un examen sobre todas las instrucciones recibidas durante toda tu vida. Qué bien.
  -Tome asiento y conecte el cable a su sensor.
  -Listo.
  -Comenzando evaluación, apruebe el acceso.

  -Comprobando instrucciones realizadas. Historia: completado. Filosofía: completado. Matemáticas: completado. Idiomas: completado. Lengua: Completado. Tecnología: completado. Literatura: error. Comprobando Literatura de nuevo. Literatura: error. Señorita Martínez, no tiene usted aprendida Literatura.
  -¿¿Cómo?? No puede ser...
  -Sin el requerimiento de todas las asignaturas aprendidas usted no puede formar parte del sistema.
  -Pero... no puede ser. Compruébelo otra vez.
 -Puesto que es solamente una materia, tiene usted derecho a una prueba práctica. Conteste las siguientes cuestiones: ¿qué es un soneto?
  -Composición poética formada por catorce versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, y rima consonante, que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos.
  -Dígame una autor del Romanticismo.
  -José Espronceda.
  -¿Cuál es la función de la literatura en nuestra sociedad?
  -¿Función? ¡No tiene función! ¡La literatura representa la vida!
  -Error: para reflejar por escrito el paso de una sociedad pasada. Por favor, retírenla de su asiento.
  - ¡NO! ¡NO POR FAVOR!
  -Señorita Martínez, no es usted útil para contribuir a nuestra sociedad. Se procede a su retirada.
  -¡NO PUEDEN HACER ESTO! ¡LLEVO TODA LA VIDA PREPARÁNDOME!
  -No se resista, en breves estará en su nuevo destino. Allí aprenderá verdaderamente lo que es la vida.
  -¡ESE ES EL PROBLEMA DE ESTA SOCIEDAD! ¡QUE NO ENTIENDEN LA LITERATURA PORQUE NO ENTIENDEN LA VIDA!



Autoría: Noelia Lillo Martínez

Práctica 11: la educación en 2030


“Hoy es mi primer día. Estoy nerviosa, no sé cómo reaccionarán mis alumnos. ¿Les gustará lo que imparto? No sé, no sé… ¿Y si no me entienden? El director me ha dicho que son muy buenos alumnos, pero no sé si entenderán mi condición, si querrán que alguien como yo les dé clase.  Bueno, cálmate, ahora no puedes echarte atrás. Respira y, ¡vamos allá!”

  •        Bue-nos dí-as


El alumnado, expectante, la vio entrar.

“Murmullos” – pensó. Era justo lo que ella esperaba.

  •        Buenos días, profesora. – contestó una alumna. “Lydia, ella es Lydia”- ¿Cómo te llamas?


Ella, sorprendida, contestó:

  •         Mi nom-bre es Te-A-cher-2300 y soy vues-tra un-e-va pro-fes-ora de cas-tell-a-no.


Algunos alumnos de la última fila comenzaron a reírse, pero ella no quiso tenerlo en cuenta. Consideraba que era algo normal.

  •       Bi-en, co-mo yo ya co-noz-co vues-tras i-den-ti-da-des va-mos a co-men-zar con la cla-se.


“Qué rara es” escuchó decir a uno de esos niños de la última fila.

“TeAcher 2300, cálmate, recuerda esa canción del grupo favorito de tu creador “Show must go on””

  •        En pri-mer lu-gar ha-bla-re-mos so-bre los pro-nom-bres…
  •      Sí, los pronombres jajajajaj ¡Yo no quiero dar esta clase! – dijo Arturo.
  • ¡Ni yo!
  • ¡Ni yo!

Ella no sabía reaccionar, ¿qué debía decir? ¿Cómo debía actuar?

  •     Yo sí quiero dar la clase y pido un poco de respeto para las que sí queremos seguir aprendiendo. – dijo Lydia.
  •       ¡Sí! – dijo Rodrigo. – que sea un humanoide no quiere decir que no tenga sentimientos.  ¡Dejadla hacer su trabajo!
  •    Siempre estáis igual, los de la última fila… deberíais quedaros permanentemente en el aula digital de castigo. – Dijo Sandra.



“¿¡Qué!? Me están ayudando” No podía creérselo, tenía que reaccionar.

  •  Mu-chas gra-ci-as chi-cas y chi-cos. Es in-cre-í-ble que to-da-ví-a e-xis-tan per-so-nas que no a-cep-tan a los hu-ma-noi-des, pero que se-pá-is que no-so-tros so-mos la re-a-li-dad, a-sí que ¡a-cos-tum-bra-os!



“¡Qué liberación!” a partir de ese momento, TeAcher 2300 supo que nunca más volvería a ser la misma. Ahora era una humanoide nueva, más segura de sí misma y con ganas de seguir desempeñando aquello para lo que había sido programada: la docencia.



Publicado por: Érika Pastor Ruiz

martes, 22 de mayo de 2018

Práctica 11: la educación en 2030


Fin de la sesión.


Las luces se encendieron. El ruido de las máquinas fue poco a poco disminuyendo.


Silencio.


El Maestro 067 se levantó del puesto de control y llevó el sonido de sus elegantes zapatos hasta el lugar en el que reposaba La Alumna 067.


Desconectó el último cable, ella abrió los ojos.

     
         - Desconcentrada. Muy desconcentrada.  

      -  Ha sido una mierda, lo sé, lo siento.

       -  Esa boca –censuró El Maestro.


Era la tercera vez en ese mes que 067, normalmente brillante, no daba con el algoritmo correcto. 


      - Sintiéndolo mucho, tendré que informar. No podemos costear la formación de no aptos. Lo sabes, has visto a otros irse por mucho menos.

       - Lo sé.


Ella adoraba esto. Le gustaba el olor de la sala por las mañanas, un cubículo lleno de pantallas y luces en la que aprendía con solo un clic de El Maestro. Ahora tenía miedo de perderlo por una tontería que sabía que era absurda.     

       
         - Número 067, vámonos. Debemos dejar libre la sala. 

        - Disculpe, ¿podría hacerle una pregunta?


El Maestro se detuvo en seco. Continuó dándole la espalda, pero sentía su mirada clavada en él.


         -  No respondemos preguntas.

         -  He encontrado algo. Me gustaría que lo leyera


Y antes de que a El Maestro le diera tiempo de decir nada, sacó un papel arrugado del bolsillo.


¿Dónde demonios había encontrado eso? Hacía muchos años que ya nadie usaba el papel. Pero ahí estaba, con unas letras torpes escritas a lápiz. Me acerqué. No era un algoritmo. Era distinto.

       
          -  “Quiero dormir el sueño de las manzanas” –leyó en voz alta el  Maestro. 

       -   Llevo días obsesionada con esa frase, pero no tiene sentido.


Antes de desearlo siquiera, el cerebro del Maestro mandó una orden a sus sistemas integrados y apareció ante sus ojos.


Un poema.  

Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.


El Maestro miró el texto con el ceño fruncido durante un momento, conteniendo la respiración.

Cuando se atrevió a levantar la mirada, preguntó:

     
          -  ¿Cómo te llamas?

         -  067.

         - Me gustaría que me dijeras tu nombre real.


Silencio.

       
         -  Me llamo Maga.

       -   Bien, Maga. Hoy alargaremos la sesión un poco más.


Ella volvió corriendo al puesto de control, dispuesta a mejorar su rendimiento con los algoritmos, deseando con ellos entender aquella frase que le atormentaba. Pero el Maestro no paseó sus elegantes zapatos hasta donde ella se encontraba. No encendió las máquinas. No hizo nada.  

     
        - Después de tantos años juntos, querida, me alegra decir que por fin nos vamos a conocer. Solo una condición: lo que voy a decir debe permanecer en el más estricto secreto, ¿de acuerdo? ¿Prometes no decir nada a nadie?
   
   Ella asintió, entre asustada y –por primera vez en su vida– curiosa.
         
       - Mi nombre es Harry Haller. Una última pregunta, ¿alguna vez alguien te ha recitado algo, querida amiga?    




 Relato original de Jorge Ruipérez 
Innovación, Investigación y Uso de las TIC en 
Didáctica de la Lengua y la Literatura 2018 (UA)

lunes, 21 de mayo de 2018

Práctica 9: ¿Cómo formar lectores literarios?

¡Buenas tardes a todos!

Hoy os traigo un resumen de la conferencia del congreso 
digital que tendrá lugar próximamente.

    Para ello, comenzaremos preguntando lo siguiente: ¿es necesario formar a nuestros alumnos como lectores literarios?
Es innegable que la formación del lector literario en la etapa de ESO plantea un serio problema hoy en día. En las aulas, cada día más vemos alumnos que carecen de la motivación necesaria para continuar adecuadamente sus estudios, cuánto menos para leer. Los alumnos se enfrentan a textos con ojos opacos y la esperanza de poder sustituirlos por cualquier otra actividad, y eso nos hace plantearnos si realmente estamos cumpliendo nuestra labor como docentes.
Un alumno debe ser capaz de comprender e interpretar un texto correctamente, pero además pretendemos que disfruten con ello. La lectura es uno de los caballos de batalla de nuestras nuevas generaciones, parece imposible que se muestren dispuestos, en gran medida, a coger un libro y recluirse en su habitación cuando no hay una prueba calificable que les motive a ello. Esto, por supuesto, refiriéndonos a la Literatura Juvenil, hablar de clásicos, para ellos, queda totalmente fuera de sus intenciones. ¿Se debe esa falta de comprensión lectora a una falta de hábito lector o inexperiencia lectora? ¿Estamos formando adecuadamente a nuestros estudiantes para la lectura? ¿Solucionaría los problemas de comprensión encontrados en el aula el crear lectores literarios?




    En este trabajo se propone un acercamiento teórico al problema existente en la formación del lector literario, en primer lugar, y en segundo lugar una propuesta didáctica para incentivar la lectura en los más jóvenes así como un aumento de su capacidad lectora. Para ello, las actividades de dividen en actividades previas a la lectura, actividades durante la lectura y actividades posteriores a la lectura.
 
    Los objetivos generales que pretende conseguir este trabajo son:
  • Que conozcan y usen las técnicas y estrategias necesarias para la comprensión de textos escritos.
  • Que apliquen estrategias de lectura comprensiva y crítica de textos.
  • Que lean, comprendan, interpreten y redacten textos descriptivos.
  • Que lean, comprendan, interpreten y valoren textos narrativos, líricos y expositivos.
  • Que aumente el interés por la composición escrita como fuente de información y aprendizaje y como forma de comunicar sentimientos, experiencias, conocimientos y emociones.

¡Espero que os guste!

Palabras clave: #FormaciónLectorLiterario #DidácticaLenguayLiteratura #ESO #PropuestaInnovadora

Publicado por: Noelia Lillo

Bienvenido a 2030 (léase con voz robótica)

Era un día oscuro y lluvioso de febrero y los relojes daban las doce. Izzie Star, con sus nuevas gafas ajustadas a su cabeza, en su esfuer...