La actividad que se desarrolló en el
aula consistía en la exposición individual del alumnado sobre un capítulo de la
obra El elogio de la locura de Erasmo
de Rotterdam. En ella se trabajaba
la competencia lecto-literaria. El alumnado tenía que resumir el capítulo y extraer
las ideas fundamentales para después trasladar esas ideas a la época actual y,
por último, exponerlo ante sus compañeros/as.
Esta actividad tuvo lugar en las clases
de lengua y literatura de los dos niveles de 1º de bachillerato.
El
objetivo de aprendizaje perseguido con esta actividad era que el alumnado, extrajera las ideas más relevantes del capítulo elegido y que
encontraran ejemplos de esas ideas en la actualidad, es decir, que tratara de
identificar la situación descrita con una situación del siglo XXI. Por tanto,
lo que se pretende es que a través de la lectura de El elogio de la locura, los alumnos y las alumnas sepan extraer
ideas de un texto canónico, que sean capaces de entender lo que nos dice un
texto y que, además, puedan vislumbrar a través de la lectura seleccionada que
el mundo del siglo XVI y el actual no son tan distintos como ellos piensan.
En este sentido, lo que se pretende observar con
esta actividad es, por un lado, la madurez del alumnado a la hora de
enfrentarse a un texto literario y reconocer lo que nos cuenta, es decir,
advertir que entienden el texto adecuadamente.
En uno de los grupos, el
alumnado era más participativo siendo ellos mismos los que elegían el capítulo
que querían trabajar y buscaban el paralelo de dicho capítulo en la actualidad,
con lo cual, la actividad fue bastante productiva. No obstante, en el otro
grupo, exceptuando un pequeño porcentaje de la clase, los capítulos fueron
asignados por el docente y los alumnos y alumnas no se esforzaron demasiado por
buscar ejemplos adecuados para ese traslado de la situación descrita a la
actualidad que ellos conocen.
Se
podría decir, por tanto, que esta actividad permitía al alumnado aprender a
pensar en función de lo que un texto presenta. Esto se podía observar en
algunos alumnos que, después, entendían mejor otros textos trabajados en clase
y eran capaces de poner ejemplos más específicos.
En esta línea, la
actividad resulta un reto para el alumnado en tanto que tienen que localizar la
idea del capítulo, comprender lo que quiere decir y extrapolar esa situación a
la realidad más inmediata. Por tanto, esto nos permite observar que el alumnado
está acostumbrado a memorizar los contenidos, pero no a analizarlos y
comprenderlos.
En
lo que refiere a una posible modificación de la actividad para favorecer el
avance en el aprendizaje de aquellos/as alumnos/as que sí hayan logrado
adquirir los contenidos, propondría un tema relacionado con el capítulo para
que los alumnos y las alumnas investigasen y realizaran otra exposición. Por
ejemplo, a propósito del capítulo que habla de los retóricos, se le propondría
al alumno que realizara una búsqueda de información sobre quiénes eran los
retóricos en la época de Erasmo, a qué se dedicaban y, en función de eso, que
justifiquen por qué Erasmo los criticaba. Esto se recogería en
una exposición de máximo 5 minutos ante sus compañeros y compañeras. De este
modo, creo que quien realizara la actividad consolidaría su conocimiento y su
opinión sobre lo que ha hablado y también aprendería a informarse de un tema
para después hablar de él con cierto criterio y con cierta madurez adquirida a
través del contraste de informaciones.
Por
último, el uso de las TIC que se ha realizado en el aula ha sido el trabajo de
los alumnos y alumnas con el Power Point. No ha sido un uso innovador, pero sí es bastante efectivo el
uso de esta herramienta para centrar la atención de los compañeros y compañeras que
no tenían que exponer y, también, para que pudieran seguir con facilidad el
hilo de la exposición. Con lo cual, sí es necesario para la realización de la
actividad, aunque no imprescindible. Esto les
facilita bastante el seguimiento de la clase y, en el caso de cursos superiores
como primero o segundo de bachiller, es bueno para que ellos y ellas vayan
adquiriendo el hábito de tomar apuntes.
En definitiva, se trata de una actividad
en la que el alumnado trabaja textos clásicos no solo leyéndolos, sino
comprendiendo la esencia del texto para poder extrapolarlo a su realidad más
conocida y ser conscientes del mundo y la sociedad en la que viven.
Publicado por: Érika Pastor
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